
El rostro también es de felino; los brazos, piernas, orejas y los cinco dedos son humanos. Los dedos de los pies y de las manos terminan en forma de garra. Las cejas y los pelos se transforman en serpientes. De las orejas le cuelgan dos grandes pendientes. Su brazo derecho esta levantado hacia arriba con la palma abierta, mientras que el brazo izquierdo apunta hacia abajo con la palma de la mano cubierta.
El arqueólogo Richard Burger afirma que esta pose convierte al "Lanzón" en un dios mediador de opuestos, es decir, que es la personificación del principio de balance y de orden.